Este texto es el resultado de un ejercicio de 20 minutos en un taller de literatura. Como inspiración se discutío Carta a una señorita en París de Julio Cortázar.
Pisa el freno.
Detente.
Aprovecha este extraño instante en tu cabeza que se asoma en el momento mas inadecuado.
Algunos lo llamarán chispa, otros inspiración.
Es solo una idea.
Saca tu libreta que has abandonado por tanto tiempo y sus hojas han comenzado a tornarse amarillas.
La pluma ya esta cansada y vieja.
Se ha secado como la garganta de Jose Jose después de un concierto bien festejado.
Aprieta fuerte.
Raya como niño con crayola nueva.
La tinta comienza a fluir.
Los pensamientos ya no.
¿Era eso lo que en realidad estabas imaginando?
¿Ese fue tu gran momento de claridad?
Seguramente tus conceptos ya se rebuscaron y se han vuelto un enjambre entre si.
No te preocupes.
Las palabras no implican el sonido de sus letras.
Es mejor escupir tus pensamiento ahora que dejar que se dispersen en el aire mas tarde.
Al final esto de plasmar palabras, conectar frases y generar algo coherente se trata de revisar, leer, corregir, reescribir y volver a comenzar.
Tú escribe.
No te detengas.
Las ideas ya resurgirán.