Este texto es el resultado de un ejercicio de 20 minutos en un taller de literatura. Como inspiración se discutío el relato de Exodo de la zarza ardiente.
El fuego cegador no me permite ver más allá de mis narices.
Este calor apenas le haría cosquillas a Icaro, sin embargo a un servidor, no le concede la libertad de escuchar las palabras mudas que rebotan sin cesar en el hueco craneo.
Porque tengo que soportarlo.
Porque tengo que estar en este momento.
El bochorno no me causa ninguna tranquilidad.
No recuerdo disfrutar los rayos del sol al pisar la arena que se escabulle entre los dedos.
El único ardor que apetezco ahora es tu mirada fija de pasión con ese toque de enojo incontrolable e inexplicable para este ser.
Este ser, que deambula por el desierto escuchando voces.
Es el trastorno de cada paso sin sentido.
De transitar por la insignificante vida vulgar.
El olor me azota.
La corriente del humo me lleva flotando con ilusión.
Una vez mas voy por el sendero sin escuchar mi propia abstracción existencial.