Taller de escritura (6)

Este texto es el resultado de un ejercicio de 20 minutos en un taller de literatura.

Ha caído en el pozo.
Se escuchan los rumores como susurros que retumban entre los granos de arena que cubren las calles.
Como las sombras del angel de la muerte que flota junto a la nube lluviosa sobre las casas con techos de laminas.
Tap, tap, tap.
No es la lluvia, son los pasos de los niños que corren huyendo de los gritos.
La multitud se acumula como suciedad en el ruidoso ombligo del indigente.
La desesperación comienza a inundar poco a poco la imaginación del individuo.
Va recorriendo las esquinas de los callejones más estrechos y alejados.
Esos lugares donde el aire se hace escaso y pesado a la vez en el pecho.
Cada respiro es un como un golpe directo al estomago.
Hasta que escucha una voz que apenas se asoma en el silencio.
La calma no regresa.
La mandíbula aprieta los dientes con chillido de rata.
El sonido solo penetra en el oido como cenizas en el aire.
Quizás esos ruidos son reales.
No son fabulas.
Son el alboroto de la realidad que se hunde en el ente.
La profundidad es suficiente.
Inalcanzable como la estrella que alguna vez alumbro la esencia del hombre.
Dejó de serlo para convertirse en la memoria de nadie.